Juan de la Herrán con Jon Onandia de LIN3S: Consultora de negocio digital
LIN3S: donde la privacidad, los datos y la inteligencia artificial se encuentran en Bilbao
En una época en la que cualquier empresa puede decir que “usa inteligencia artificial”, distinguir el ruido del valor real es más difícil que nunca. En ese contexto, LIN3S —aunque muchos la pronuncian como “línea tres” por su peculiar escritura: Lin131s— emerge desde Bilbao no con promesas grandilocuentes, sino con una propuesta concreta: construir puentes entre los datos, la privacidad y la IA aplicada al negocio real.
Uno de sus socios, Jon Onandia, lo explica con claridad: “Estamos al principio de un tsunami”. Pero ese tsunami no es solo tecnológico; es cultural, organizativo y, sobre todo, ético. LIN3S no se limita a implementar herramientas: redefine cómo las empresas deben relacionarse con la información en la era post-cookies.
Más allá del fin de las cookies
Hace unos años, el anuncio del fin de las cookies de terceros sacudió al marketing digital. Muchas empresas entraron en pánico. LIN3S vio una oportunidad para actuar con responsabilidad. Así nació su área de privacy, un departamento dedicado a recolectar datos de forma segura, legal y útil. “No se trata de espiar al usuario, sino de construir una relación de confianza”, explica Onandia. El objetivo es claro: que los equipos de marketing, ventas o publicidad puedan seguir optimizando sus campañas, pero sin saltarse las normas del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) ni erosionar la confianza del cliente.
Esta labor es especialmente relevante en un entorno como el vasco y navarro, donde la cercanía con el cliente y la transparencia son valores clave. LIN3S ayuda a las marcas a cumplir con la ley, sí, pero también a ganar en calidad de datos: menos ruido, más señal.
La inteligencia artificial: entre el hype y la realidad
Si la privacidad es su pilar ético, la inteligencia artificial es su motor de innovación. Pero Onandia es tajante: “Estamos en la primera ola del tsunami, y todavía cuesta trasladar lo que hacemos en nuestro uso personal a los procesos reales de una empresa”. Todos conocemos a alguien que usa IA para retocar fotos o redactar correos. Pero ¿cómo adaptar miles de imágenes de producto en un ecommerce para que sean más atractivas según el perfil del usuario? ¿Cómo generar campañas personalizadas sin caer en errores o en contenido genérico? Ahí entra el verdadero desafío.
En LIN3S no se fían de una sola herramienta. Usan ChatGPT por su capacidad conversacional, Claude para tareas técnicas o analíticas, y Perplexity cuando necesitan respuestas precisas y bien referenciadas. Pero lo más importante no es la herramienta, sino el contexto: “Hay que entrenar a la IA como si fuera un nuevo empleado. Decirle quién eres, cuáles son tus objetivos, qué tono usar, qué información puede manejar…”.
Y es que la IA no es infalible. “Se basa en información buena… y mala”, recuerda Onandia. Por eso, en LIN3S han desarrollado protocolos internos —como sistemas de verificación cruzada o anonimización de datos— para minimizar riesgos. Incluso han montado flujos donde distintos modelos de IA contrastan sus respuestas entre sí, mejorando la fiabilidad del resultado final.
Datos: el combustible que muchos olvidaron guardar
Uno de los mensajes más contundentes de la entrevista es este: sin datos históricos, la IA no funciona bien. “Ahora hay empresas que se arrepienten de no haber guardado sus datos en los últimos años”, dice Onandia. Y es que, para predecir quién comprará en Black Friday, para segmentar audiencias o personalizar ofertas, necesitas un historial.
Aquí entra una oportunidad que muchas han pasado por alto: Google Analytics 4 (GA4). Desde hace dos años, GA4 permite —de forma gratuita— exportar todos los datos a un entorno privado en Google Cloud. Solo hay que vincular una tarjeta de crédito (aunque no se cobre nada si no superas los límites gratuitos). Sin embargo, muchas empresas, por desconocimiento o miedo a costes ocultos, no lo han hecho. Ahora, al querer aplicar IA, descubren que no tienen la materia prima necesaria. LIN3S les ayuda a remediarlo… aunque ya con algo de retraso.
Gente con “canas” y ganas de aprender
En un sector que idolatra la juventud, Onandia defiende con orgullo el valor de la experiencia: “Las canas se están revalorizando”. No se trata de resistirse al cambio, sino de saber para qué usar la tecnología. “Un joven puede dominar una herramienta específica, pero quien ha vivido la evolución de internet —desde los .exe hasta los chatbots— entiende mejor los procesos, los errores y las oportunidades reales”.
Por eso, en LIN3S buscan perfiles inquietos, más que perfectos. “Lo importante no es saber hoy cómo funcionan los ‘multi-agentes’ de IA, sino tener ganas de aprenderlo mañana… y lo que venga pasado”. En un mundo que cambia cada dos meses, la curiosidad es el único conocimiento duradero.
Mirando al futuro: responsabilidad ante todo
LIN3S no cree en prohibir la IA —como hacen algunas grandes empresas por miedo a filtraciones—, pero sí en regular su uso. “Prohibirla es el peor camino”, afirma Onandia. Mejor establecer protocolos: qué datos se pueden subir, cómo anonimizarlos, qué preguntas se pueden hacer. Porque, al final, la IA no sustituye al talento humano; lo potencia. Resume pliegos del Gobierno Vasco en segundos, analiza campañas globales o sugiere mejoras en tiempo real. Pero siempre bajo la supervisión de quien entiende el negocio.
Desde Bilbao, LIN3S no busca ser la empresa más ruidosa, sino la más útil. Y en un momento en que todos hablan de inteligencia artificial, eso ya es una ventaja.
 

 
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