lunes, 23 de septiembre de 2013

Criminalizar Internet

Mi columna en DEIA, Criminalizar Internet

Criminalizar InternetContinuamente se habla de la protección a los autores, del canon de protección intelectual, de las reformas del código penal. Debates que no siempre desembocan en la defensa de los creadores, sino en la protección de las cuentas corrientes de los intermediarios (discográficas, productores, distribuidoras...). Gracias a la universalización de Internet, parece que para algunos es mas necesario copiar legislaciones de países a los que nos parecemos mas bien poco que reinventarse y agarrar otras lineas de negocio para poder hacer frente a la modernización del mercado.

DESCONOZCO QUE DESCONOZCO
Criminalizar internet
JUAN DE LA HERRÁN - Lunes, 23 de Septiembre de 2013      
ME encanta la tecnología y, meterme en discusiones que están más cerca de la política y de los grupos de presión a la que esta se ve sometida y en la mayoría de las ocasiones doblegadas, no es un plato de buen gusto para mí. Siguen sin gustarme las reformas cíclicas del Código Penal en relación a la supuesta protección de la propiedad intelectual. Seguro que el problema del uso de copias no autorizadas en una sociedad global, precisa de una determinada regulación a nivel mundial. Pero lo que no podemos es extrapolar aquellas leyes que funcionan en la sociedad norteamericana que, por suerte o por desgracia, no se parece mucho a la nuestra.
Mi gran duda es saber a quién estamos protegiendo. Hablamos de los autores, de los pobres artistas, de los lánguidos desarrolladores de videojuegos o hablamos de las grandes distribuidoras a las que todavía no he visto inventar ni crear nada. Son especialistas en vender a cualquier precio, duplicar beneficios cada año, y pensar como los molineros o las telefonistas que su oficio iba a perdurar así, por los siglos de los siglos. Internet ha permitido a muchos autores saltarse un eslabón en la cadena y hacer que muchos grupos musicales den a conocer sus composiciones de forma gratuita y empezar a obtener contratos para actuar en salas sin haber grabado ni tan siquiera un disco. Supongo que esto, a la industria discográfica, no le hace mucha gracia. Tenemos alrededor de nosotros varios ejemplos de empresas de software que han desarrollado aplicaciones para los teléfonos móviles que son un éxito de ventas, pero a sus gerentes me los encuentro en el metro cada día porque creen que lo importante no es doblar beneficios sino crear empleo.
El modelo de negocio ha cambiado, pero los únicos que nos hemos dado cuenta de ello somos los usuarios. Yo no quiero descargarme una película que todavía no se ha estrenado aquí para descubrir que el sonido es pésimo y que de vez en cuando veo la sombra de alguien que se levanta a comprar palomitas. Yo quiero una plataforma de contenidos de pago, a precios razonables, sin intermediarios ni distribuidoras, que me permita disfrutar en cualquier dispositivo, la tele de casa, mi smartphone, mi tablet, a cualquier hora y cualquier día.

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