Mi columna en DEIA, Infoxicación
ESTA semana, con motivo de la medalla de bronce en la disciplina "ricos sin más", que concede la revista Forbes, en esta ocasión a Don Amancio Ortega (Inditex), se establecía una de esas discusiones bizantinas, en la típica terraza de verano, en la que los dos bandos enfrentados utilizaban todas sus armas y argumentos. El tema del enconado debate era, si el llamado empresario gallego lo era tal, o si era natural de la provincia de León. Hasta que llegó el gracioso del teléfono con internet y mató el romanticismo de esta tertulia conectándose a la bien amada Wikipedia y certificando que había nacido y vivido durante 14 años en Busdongo de Arbas, provincia de León, fecha en la que se trasladó a La Coruña.
DESCONOZCO QUE DESCONOZCOInfoxicaciónPOR JUAN DE LA HERRÁN - Lunes, 13 de Agosto de 2012 - Actualizado a las 05:38hESTA semana, con motivo de la medalla de bronce en la disciplina "ricos sin más", que concede la revista Forbes, en esta ocasión a Don Amancio Ortega (Inditex), se establecía una de esas discusiones bizantinas, en la típica terraza de verano, en la que los dos bandos enfrentados utilizaban todas sus armas y argumentos. El tema del enconado debate era, si el llamado empresario gallego lo era tal, o si era natural de la provincia de León. Hasta que llegó el gracioso del teléfono con internet y mató el romanticismo de esta tertulia conectándose a la bien amada Wikipedia y certificando que había nacido y vivido durante 14 años en Busdongo de Arbas, provincia de León, fecha en la que se trasladó a La Coruña.Hasta la llegada de internet era imposible contar con un sistema o una herramienta accesible de información contemporánea. Podíamos conocer con pelos y señales toda la vida y obra de Napoleón pero resultaba un arduo trabajo periodístico conocer algo de la biografía de un nuevo ministro o saber cuáles habían sido las medallas de oro de las anteriores olimpiadas. La información estaba, pero escondida, guardada o memorizada en sitios, que sólo unos cuantos podían conocer. Pero la revolución que ha supuesto internet permitiendo el acceso a todo tipo de información, a mí me sigue pareciendo hoy en día casi milagroso. Hay mucha gente que habla incluso de exceso de información.La Biblioteca de Alejandría disponía de medio millón de libros que hoy en día se podrían meter en tres discos duros de un Terabyte de capacidad. Los volúmenes almacenados en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos se pueden meter en 136 discos de la misma capacidad. Pero sólo para el nuevo correo electrónico generado cada año necesitamos alrededor de medio millón de discos de un Terabyte. Con estas cifras hay quien pueda llegar a pensar que estamos generando más información de la que somos capaces de procesar. Podemos hablar entonces de un término acuñado en el año 2002 por Alfons Cornella cuando publica su libro Infoxicación. Nos habla tanto del exceso de información que se produce, como de aquella a la que ahora tenemos acceso. Esto nos provoca una intoxicación informativa que nos impide digerir tanta información recibida en tan escaso tiempo. Se trata de una terrible frustración para muchos, al saber que cuentan con los datos a un solo click de ratón pero que el consumidor no es capaz de asimilar porque no sabe digerirla. Es un verdadero empacho de información.Está claro que el nuevo escenario con el que nos toca vivir es éste, así que tenemos que dirigir todos nuestros esfuerzos en sacarle el mayor partido posible. Hemos pasado de ser meros consumidores de información a ser además generadores activos de esta información. Como consumidores, tendremos que saber analizar y diferenciar, las fuentes de las que beber. Son muchos los médicos que desaniman a sus pacientes, indicándoles que la información que sobre su enfermedad van a encontrar en internet, suele ser falsa. Pero si esa información que has leído se encontraba en la Family Health Guide de la Universidad de Harvard, el problema es de interpretación pero no de falsedad documental. Por tanto, será misión de cada uno saber distinguir dónde se encuentra la información buena.Pero en muchas ocasiones no somos conscientes de que además somos los generadores de esa información. Pensamos que aquellos que escriben en un blog o que crean contenidos en una página web son los verdaderos documentalistas de internet. Pero nuestros comentarios en Facebook, por ejemplo, son parte de esos datos que van a quedar contenidos para siempre en internet. Y no olvidemos que las fotos y los vídeos que colgamos en nuestros muros o en nuestro Twitter también son parte de esos contenidos. La información de internet que hemos generado permanece allí, incluso a pesar de creer que la hemos borrado, ya que los buscadores mantienen una copia, denominada caché, que perdurará durante años. Esa inocente foto tomada en la verbena del año 2000 nos puede hacer daño en algo tan simple como buscar hoy un empleo.
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